domingo, 17 de febrero de 2008

México romántico



La ciudad de México ha sufrido transformaciones debido al paso de los años, y una de las maneras más románticas de percibirlos es a través de la literatura. Ahora bien, encontrarse con una buena novela, y que además evoque la ciudad de México de antaño, hace una de mis clasificaciones novelescas favoritas.

Siempre que pienso en el pasado de la ciudad, digamos 50 años atrás, me imagino caminando por las calles de la zona Rosa o de la Condesa, cerca de Reforma. Me imagino autos antiguos, gente de traje y nada de tráfico. Me imagino una ciudad tranquila y en su máximo esplendor, una ciudad verdaderamente hermosa. Hoy siento que la ciudad va en decadencia. Quizá por eso añoro aquellas épocas.

Ensayo de un crimen, de Rodolfo Usigli, es un excelente ejemplo de una novela en la que no puedes evitar saltarte líneas para encontrar la descripción de un lugar que todavía está ahí, al cual has ido y conoces. La comparación de los lugares descritos con tu propia opinión de lo que es actualmente se vuelve inevitable.

Por otro lado, el tema de la novela en principio puede sonar muy trillado: un asesinato. A través de las páginas te das cuenta de que no es cualquier novela policíaca, y sinceramente no es nada predecible. El fondo del tema toca más bien el punto de la causa del asesinato, y es ahí donde la novela puede o deja de atraparte.

Usigli es reconocidísimo debido a su obra teatral, y Ensayo de un crimen en su época fue considerada una obra menor. Si una obra menor de un autor pudo mantenerme en suspenso a través de toda la trama si tener la más mínima idea de lo que ocurriría, y además logra formar imágenes en mi mente con sus descripciones, entonces eventualmente exploraré las obras menores de más autores.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Crónica de un instante

Un instante... no más, no menos... es un instante lo que captura la fotografía.
Una imagen capturada a través de un lente es la culminación de la elocuencia, es decir todo sin decir nada, es llegar a la descripción física absoluta.
Salvador Elizondo, en Farabeuf, realiza una de las descripciones más reales que haya leído jamás. Lo peculiar de la novela (por si el estilo de Elizondo no fuera lo suficientemente peculiar) es que al final de la descripción hay una fotografía.
El autor pretende dejar en el lector una imagen muy sugestiva, la imagen de éxtasis de una persona sometida a una de las mas crueles torturas que jamás haya conocido.
Me es sublime la convergencia a la que se llega a través de la imagen con las palabras, ya que, he de decir, que junto con la literatura, la fotografía me apasiona de gran forma.
Así que puede que de repente haya fotografías en este espacio, para satisfacer esa necesidad que siento de expresarme a través de imágenes.
Mato dos pájaros de un tiro... Te invito a echarle un vistazo a la obra de Elizondo (gran, gran obra) y al mismo tiempo complemento la intro ya hecha hace unos días, con la parte que me faltaba: la fotografía.
Fotografomanía, yeah.

martes, 25 de diciembre de 2007

Gracias Kundera


Hace unos años ya, comencé a leer La insoportable levedad del ser de Milan Kundera. Era yo en aquel lejano entonces una persona un tanto pueril y huraña, más bien del tipo puberta introvertida.
Digamos que éste libro me quitó la virginidad literaria.
Así es, me atrapó, me envolvió, me hizo ser todos y cada uno de sus personajes, para que al final regresara a ser yo mismo, pero un yo con parte de Tomás, de Teresa, de Sabina y de Franz.
Al final, la literatura había cumplido su objetivo: me dejó ALGO. ¿qué es ese algo? Puede sonar trivial, pero considero que el fin máximo de una novela es, primero, sumergir al lector en un mundo alterno, hacerlo partícipe de la novela, hacerlo enojar, reír, llorar, excitarlo, desesperarlo, etc. y, segundo, plasmar imágenes en los pensamientos del lector. Si pasan cuatro años desde que leíste Crimen y Castigo, y puedes evocar la imagen de un Raskolnikov paranoico en su pequeño cuarto, entonces valió la pena haber leído más de cuatrocientas páginas de Dostoievsky (nada fácil) aunque esa imagen esté plasmada en dos cuartillas perdidas dentro del libro.
No soy escritor, no soy crítico literario, no estudié letras, no tomé clases de nada relativo a la literatura, para terminar pronto, no tengo la más mínima preparación literaria institucionalizada, por así decirlo. Más bien todo escrito aquí publicado no se basará en nada más que en pensamientos empíricos no tan bien fundamentados. En pocas palabras: NO ME HAGAS CASO, todo es un mero desahogo de palabras atrapadas en mi cerebro.
Volviendo a Kundera... sinceramente no me acuerdo en qué libro suyo leí la palabra grafomanía (el libro me dejó la palabra grafomanía, aunque no recuerde su maldito título). Creo que el título de este espacio es bastante aproximado a lo que quiero aportar. Tan solo tengo una manía por escribir. Creo que puedo interesar a los demás. Igual y estoy muy extraviado...
Como sea...